Ahora están de moda y son muchas las ventajas que te ofrece este revestimiento si te decides a utilizarlo para decorar las paredes. Para empezar, la madera es un material auténtico y noble que aporta una sensación de calidez difícil de alcanzar con cualquier otro revestimiento.

Además, los paneles de madera resultan prácticos, versátiles y se adaptan a cualquier espacio de la casa, desde el living al dormitorio, pasando por las habitaciones de los niños o, incluso, en un antebaño o en la cocina, teniendo una muy buena ventilación.

Otra ventaja es que podrás ocultar cualquier desperfecto que tengan las paredes, así como mejorar el aislamiento acústico y térmico de tu casa.

Gracias a ellos las paredes se estilizan, aportan relieve y dinamismo. Si te gusta el resultado, tenés la opción de elegir entre diferentes tipos de madera: petiribi, paraíso, nogal, kiri, saligna, pino, etc. Hay para todos los gustos (y para todos los bolsillos).

La terminación y protección de la madera puede ser con pintura, en color (sumando un nuevo toque a la decoración del ambiente), lustrado o laqueado.

¡Manos a la obra!

No hace falta ser un experto para hacer un proyecto de este tipo en las paredes. Todo depende del tipo de trabajo que quieras realizar: no es lo mismo revestir una sola pared, o incluso solamente una sección, que toda una habitación, lo que implica hacer uniones más complejas en las esquinas, etc. Si el proyecto es sencillo, podés lanzarte a la aventura y hacerlo vos mismo.

 Existen diferentes métodos para hacerlo:

  • encolados,
  • instalados sobre perfilería metálica o
  • sobre guías de madera.

Fijación con adhesivos

Pegar los paneles o placas de madera directamente sobre la pared es el procedimiento más sencillo para instalarlos. Tené en cuenta que es un método adecuado para piezas que no sean demasiado grandes ni gruesas, ya que de lo contrario pesarán demasiado.

Paso a paso: 

– Prepará la pared eliminando el polvo y cualquier suciedad que pueda tener. Rellená las grietas con masilla especial y repará los desperfectos. Esto es necesario para mejorar la adherencia y lograr mejores resultados.

– Si el tabique o la pared está en bruto y es de ladrillo o de hormigón, conviene que lo revistas con algún material aislante que proteja los paneles de madera de la humedad.

– Medí los paneles y cortalos de la medida adecuada. Tené claro cómo y dónde vas a colocar cada uno de ellos.

– Aplicá el adhesivo en el reverso de los paneles o sobre la pared. Utilizá una cola adecuada para este tipo de trabajo. Tendrás que ir aplicando puntos de encolado a una distancia aproximada de 40 cm.

– Instalá la primera pieza, ajustándola y revisando con el nivel de burbuja que quede completamente recta. Colocá el resto, procurando que las uniones queden perfectas. Muchas placas vienen con encastre.

Sobre perfilería metálica

Esta opción no requiere que prepares la pared de forma especial, aunque debe estar limpia y seca.

– Comenzá por fijar los perfiles metálicos con los tacos y tornillos adecuados en función del material del tabique. La profundidad estará según el grosor de los paneles.

– Dejá una distancia de entre 40 y 60 cm entre los perfiles, según sea el espesor del revestimiento.

– Fijá los paneles a la estructura metálica con tornillos especiales (estos tienen que colocarse a una distancia de unos 20 cm).

Sobre guías de madera

Esta forma de instalación es sencilla y adecuada, por ejemplo, en el caso de que las paredes de tu casa no estén totalmente lisas, ya que no se notará en el resultado final.

Fijá las guías de madera a la pared con tornillos y tacos especiales. Utilizá listones de pino de aproximadamente 40 x 20 mm.

– La distancia a la que tenés que fijar las guías varía en función del grosor de los paneles.

– Tomá medidas y cortá los paneles.

– Fijalos a las guías de madera con tornillos o con un adhesivo específico.

¡Listo! ¡Eso es todo! No es tan complicado, ya podés darle un toque SUPER canchero y actual al ambiente que quieras en pocos pasos…