Las mudanzas son sinónimos de cambios y eso implica una ruptura temporal de la rutina y los hábitos cotidianos, una situación que no siempre es fácil de llevar. Muchos estudios han constatado que una mudanza causa depresión, ansiedad, estrés, y constituyen un desequilibrio emocional. Además, en la mayoría de los casos las mudanzas coinciden con momentos claves en la vida de una persona, como casarse, separarse o trasladarse por razones de trabajo.

Cambiar de casa o de ciudad puede tener un enorme impacto en nuestra salud emocional, ya que implica adaptarse a una nueva vida. Romper la rutina establecida puede afectar al bienestar y a la tranquilidad personal, especialmente cuando la decisión es impuesta (por ejemplo, la necesidad de tener que cambiar de ciudad para trabajar). Es bueno abordar con serenidad lo que los psicólogos llaman ‘el duelo por la separación de la vieja casa’. Hacer las cosas sin apuro, con planificación, ayuda a asumir los cambios y a evitar un exceso de preocupaciones. Pensar en cómo hacer lo más acogedor posible el nuevo hogar es una buena fórmula de canalizar las energías de manera positiva, pensando en la colocación de los muebles y la distribución de los espacios.

Nadie se libra de tener que hacer una mudanza alguna vez, ya sea propia o ayudando a alguien. Por eso, vamos a mencionar una serie de consejos prácticos para que el trabajo sea más sencillo y el resultado sea más eficiente.

Entrar en tu nuevo hogar un poco antes significa que podés limpiarlo bien antes de mudarte. Cuando te entreguen la llave, andá a tu casa o departamento nuevo con ropa cómoda, productos de limpieza y dejá todo impecable. Tu yo del futuro te lo agradecerá.  Otra cuestión que deberías considerar hacer, es personalizar el departamento añadiendo una mano fresca de pintura a las paredes. El color de tus paredes es uno de los primeros factores que salta a la vista al ingresar a un ambiente y eso no es un factor menor. Es el momento ideal para hacerlo, visualizar las distintas posibilidades; habitaciones pintadas de un solo color o destacar algunas paredes con tonos tendencia, por ejemplo.

También es ideal para aprovechar el espacio vacío si estás comprando nuevos electrodomésticos, muebles o necesitás tomar medidas para cambiar mesadas, persianas, pisos, alfombras o cualquier otra cosa. Poné las lamparitas y los estantes que hagan falta, revisá que todo esté listo para que te instales.

Si el tiempo disponible para el traslado es poco, el volumen a trasladar mucho y si tu presupuesto te lo permite, te sugerimos que acudas a una empresa de mudanza para que te asista, como profesionales sabrán cómo trasladar tus cosas sin dañarlas. Además, te evitarás a vos y a tus conocidos cargar y trasladar tus pertenencias, sobre todo las cosas más pesadas como muebles y línea blanca. Verificá que la empresa que contrates te ofrezca un seguro en caso de daños o extravíos.

Lo primero de todo, aprovechá la ocasión para deshacerte de cosas que ya no necesitas o que ya no sirven. En este sentido las mudanzas son saludables. Tirá o regalá, no te lo lleves, no tiene caso que cargues con eso, tenemos que ser prácticos para aprovechar mejor los espacios. Según vayas pasando por todas las habitaciones de la casa mientras guardás, revisá qué te llevas y qué no.

Comprá o juntá con anterioridad la mayor cantidad de cajas posibles, bolsas de basura, conseguí papeles, diarios, plástico de burbuja para envolver y cinta adhesiva para embalaje. En estos casos vienen muy bien las toallas, cortinas, mantas y sábanas viejas.

Comenzá a embalar con anticipación las cosas que menos uses y dejando para lo último lo de más uso. Guardá las cosas de navidad, la vajilla especial para invitados, los libros que no necesites, la ropa de la temporada anterior, etc. Trabajá por áreas, cada caja debe contener cosas que pertenezcan a un sólo lugar, no mezcles, para que cuando se llegue al nuevo hogar todo lo que pertenezca a un área o habitación podrá ir junto porque en esas cajas no habrá cosas que no pertenezcan a ese ambiente.

Algo muy útil es marcar las cajas de cada lugar con una letra que identifique esa habitación o lugar de la casa y a continuación el número consecutivo de todas las cajas de habitación en particular, Esta marca tiene que quedar visible en todos los lados de la caja para ubicarla de cualquier ángulo. Como ejemplo, si decidís que la cocina será la letra “C”, las cajas de ese lugar deberán rotularse como C1, C2, C3, etc. Dejá en algún lugar de esa área su letra con un papel grande, para que todo el que ayude, sepa cómo debe de rotular las cajas. Etiquetalas en sus 4 lados y la parte superior.

Si sos muy fan del orden. Hacé una lista del contenido de cada caja anotando la letra y el número a la que pertenece. Pegá una copia en la caja y guardá una aparte en alguna carpeta. De esta forma si necesitas algo sabrás dónde buscar.

Marcá también las habitaciones del nuevo lugar, con una letra grande en la puerta que coincida con las letras como las marcaste en tu anterior hogar. Es decir, si le has puesto la letra “A” a la nueva habitación de Juan, todas las cajas con las cosas que Juan llevarán esa misma letra. De esa manera, las personas que se encarguen del servicio o que te ayuden llevarán todas las cajas marcadas con la letra «A» directamente a la habitación que esté marcada con esa letra en la puerta, y así será mucho más fácil. También tendrás mucho más orden cuando se retiren, ya que aun cuando las cosas no estén guardadas en su lugar, vos sabrás en dónde se encuentra cada cosa.

Primero los muebles y por último las cajas, porque así se ocuparán primero los espacios de los muebles como querés que queden, para que no los tengas que mover después, y los espacios que queden libres, serán para apilar las cajas de esa habitación en orden.

Tené a mano una caja de herramientas el día de la mudanza para cualquier cosa que pudieras necesitar, porque lo más probable es que, cuando se están llevando todo, te das cuenta que no desatornillaste alguna repisa.

Dejá las cosas más necesarias para guardarlas a último momento, marcá la caja como importante y de ser posible llevala con vos. Las cosas del baño, la ropa de dormir, las sábanas, lo que necesitarás esa misma noche y para el desayuno al día siguiente.

Los documentos y objetos valiosos, siempre con nosotros: En cuanto a documentos, papeles importantes, cargadores, joyas y objetos valiosos, es fundamental apartarlos en carpetas o bolsos especiales que transportarás solamente vos.

Tratá de ir consumiendo toda la comida que tengas congelada o refrigerada, para que no se vaya a estropear con la mudanza. Recordá que la heladera debe dejarse 24 horas sin funcionamiento luego de haberla trasladado, para que el gas que tiene en el sistema de enfriamiento tenga tiempo para estabilizarse y trabajar correctamente.

Es fundamental que después de que te mudes, calcules bien todos los gastos y separes un poco de dinero para imprevistos, ya que siempre surgirán nuevos gastos. La mudanza es siempre un trabajo extenuante y de varios días y hasta semanas, pero esperamos que, con estos consejitos, sea lo más amena posible.

Por último: Sé positivo ¡Es una nueva etapa! Aunque hayas planificado todo y tengas todo listo, muchas veces el éxito de tu mudanza será acorde a la actitud con la cual la llevarás a cabo.