Decorar nuestra casa no es únicamente una cuestión estética. Lo cierto es que hacerlo influirá directamente en nuestro estado de ánimo; y es que a todos nos gusta estar en un sitio que nos agrade, sea cómodo y confortable. ¿Alguna vez te preguntaste cómo influye la decoración en tu estado de ánimo? El bienestar y la felicidad son dos aspectos necesarios que queremos sentir al llegar a casa. Y por si no lo sabías, muchos estudios demuestran que la decoración de nuestro hogar y los colores que utilizamos en ella, influyen directamente en el estado de ánimo, la concentración y en el confort. En este artículo nos centraremos en ello y te daremos algunas claves para conseguir que los cambios que realices en tu casa sean siempre beneficiosos para tu estado emocional.

Elegí bien los colores

Mientras que en verano los colores fríos como el azul nos aportan más frescura, en invierno solemos usar más paletas cálidas. Es una forma de contrarrestar las temperaturas en cada una de las temporadas y, por tanto, mejorar nuestro estado de ánimo. Las tonalidades frías además de ofrecer ese frescor, transmiten serenidad, tranquilidad y relajación. Los colores cálidos, en cambio, harán que estemos mucho más cómodos en esas lluviosas tardes de otoño e invierno. Cuando vamos a decidir los tonos, tenemos que tener en cuenta una serie de consejos para elegir aquel que se adapte mejor a nuestra personalidad y necesidades:

  • Los colores claros, como el beige o el blanco, tienden a ser ideales para una habitación, ya que fomentan la sensación de alegría y dinamismo.
  • Los colores cálidos como el rojo, naranja o amarillo generan energía, ansiedad, estrés. Tienen un efecto estimulante. Son colores alegres, vitales y activos. Se deben utilizar con moderación, en detalles, para aportar calidez. Esa es la clave. Debemos cuidar de no utilizarlo en espacios donde haya niños hiperactivos o que se distraigan con facilidad.
  • Evita los colores muy oscuros, porque transmiten sensación de encierro y pesadez.
  • Los tonos más fríos como el azul, el violeta o el verde transmiten sensación de serenidad, tranquilidad y nos ayuda a relajarnos.
  • Los tonos neutros, como los colores tierra, el marrón y los grises son perfectos para el otoño y el invierno porque favorecen la sensación de calidez. Son tonos que transmiten calma, elegancia y sofisticación; lo mejor, es que son sencillos de combinar porque interactúan a la perfección con otros, la clave está en armonizarlos con el mobiliario, textiles y demás elementos decorativos.

El blanco potencia y aporta luminosidad, por lo que lo convierte en el color perfecto para utilizar en cualquier ambiente de nuestra casa. Podés utilizarlo también en muebles, cortinas y objetos decorativos ya que transmite paz, armonía y pureza. Otro punto a tener en cuenta es el tamaño de las habitaciones. Por ejemplo, los mejores colores para espacios pequeños serán siempre los blancos, beige, grises claros o tonalidades pastel de rosa, verde o azul.

La importancia de la iluminación

Muchas veces nos cuesta hacernos una idea de la importancia que tiene la iluminación en la decoración y en el estado de ánimo de las personas. Una casa mal iluminada hará que no nos sintamos cómodos por una sencilla razón, enfría ambientes, apaga espacios y hace que nos forcemos más a la hora de enfocar y ver nuestro alrededor. La luz atrae al ser humano, por lo que es un elemento clave.

Sí, es cierto que en momentos dados se prefiere la luz tenue, pero en líneas generales, deberíamos tener hogares y espacios de trabajo bien iluminados; y es que, con una buena luz, los niveles de energía aumentan. La luz natural ayuda a la concentración de las personas y genera un ambiente más amable que la luz artificial. Este tipo de luz obliga al cerebro a esforzarse más en la tarea a realizar y eso incide negativamente en sus emociones y actividades. Además, la luz natural acerca a los individuos con el exterior de los espacios.  Si estás planificando la iluminación de alguna habitación en particular, o de toda tu casa, recordá que lo ideal es contar no solo con fuentes de iluminación general, sino también con diferentes puntos de luz secundaria, como podrían ser los apliques de pared o lámparas de pie o sobremesa. Y algo muy importante es tener bien en claro la diferencia entre luz fría y luz cálida.

Una luz cálida y agradable crea una atmósfera más suave y acogedora, por lo que nos va a proporcionar mayor confort. Puede ser utilizada en el dormitorio, para leer o ambientar el hogar. En cambio, una luz fría y blanca puede interferir en nuestro ciclo de sueño provocando insomnio o aumentando nuestro nivel de estrés. Entonces, ya que nos hace sentir más tensos y despiertos, se puede utilizar para trabajar o cocinar. De todas maneras, siempre debe predominar la cálida, ya que ayudará a sentirnos mejor.

La luz neutra es la que está a medio camino entre la cálida y la fría. Se trata de un color blanco neutro, pero a la vez muy natural. En el hogar lo podemos utilizar en salas de estudio y lectura o como iluminación general.

La altura de los techos

Los techos altos generan sensación de amplitud. Esto sucede incluso hasta en las viviendas más pequeñas. Es cierto que la altura de los techos en viviendas, es algo que no se puede cambiar, pero si tenés la oportunidad de subir los techos, o si estás en etapa de proyectar tu casa, no lo dudes. Se ha demostrado que las dimensiones de los espacios de una casa afectan a nuestro cerebro y sus respuestas. De esta forma, según estudios científicos la altura de los techos también influye en la concentración y actividades de las personas, los techos altos son capaces de favorecer nuestra creatividad, son adecuados para tareas más creativas, mientras que los bajos favorecen un trabajo de carácter más rutinario, dan paz ayudando a la relajación y la concentración. Por otro lado, las habitaciones o espacios de la casa con formas orgánicas y redondeadas aportan tranquilidad. Por el contrario, los ángulos muy pronunciados envían al cerebro un mensaje de amenaza.

Zonas verdes

Como vimos, se sabe que el entorno modifica nuestras emociones, pensamientos o conductas. Los espacios naturales siempre resultarán más beneficiosos para nuestra salud. La sensación de estar encerrados genera estrés y disminuye la productividad de quienes se encuentren en esas habitaciones. Junto con la luz natural, el contacto del ser humano con las zonas verdes ayuda a abrir la mente, aumenta la concentración y favorece la calma. No hay excusas para no tener un espacio verde en casa. Incluir plantas y flores aporta vida, calidez y le dan un toque de frescura al espacio. Incluso hay plantas que crecen muy bien en espacios de poca luz. Se ha comprobado que las vistas al exterior de los edificios mejoran el estado de ánimo de los habitantes o trabajadores. Aspectos claves a la hora de configurar los espacios para lograr que la mente se encuentre relajada y libre de preocupaciones.

Los tonos cercanos a la naturaleza (verdes, azules, amarillos) reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio.

Exceso de decoración

Un error muy común en el que solemos caer es en añadir una excesiva decoración en nuestro hogar y acumular objetos sin que exista una coherencia estética en los espacios. Una habitación sobrecargada nos puede generar sentimientos de culpa, estrés, ansiedad y frustración. Pero una decoración muy minimalista nos puede hacer sentir vacíos. La cuestión es que sepamos qué recursos pueden ser útiles para encontrar un equilibrio dentro de nuestro propio estilo y conformar una decoración que esté en sintonía con nuestra personalidad.

Por lo general, tener pocos objetos facilita la limpieza del hogar y esta es una opción para sentirse más cómodo en casa. Pero lo más saludable es tener un poco de desorden personal, como libros, fotografías u otros objetos personales para ayudar a sentirnos más apegados a nuestra casa. Te recomendamos que hagas limpieza y regales todo aquello que no necesites, que no te sirve y establecer un orden riguroso con todos los objetos que van a permanecer en tu hogar.

El orden y los aromas

Nuestro estado de ánimo puede verse mejorado o perjudicado según el aspecto de nuestro hogar. Una casa desordenada y sucia puede perjudicar nuestro nivel de estrés o autoestima. El orden en casa hace que nos sintamos más tranquilos y nos permite vivir sin agobios, proporcionándonos serenidad e, incluso, belleza. Un espacio organizado genera eficiencia y disminuye el estrés.

  • Limpiar y ordenar permite sanear el hogar, eliminando todo aquello que no usamos o no nos aporta nada. Por lo que nos permite saber mejor qué tenemos y que no y, por lo tanto, que es lo que realmente necesitamos en nuestro día a día.
  • Ver la casa limpia y ordenada relaja, ya que llegar a casa y ver el espacio ordenado, nos transmite relajación y sentimos un mayor confort.
  • Limpiar y ver que, poco a poco, el desorden y la suciedad desaparecen de nuestra casa, hace mejorar nuestra salud mental, porque ayuda a liberar frustración, ira y ansiedad.

Y si la mantenemos ordenada y limpia, el siguiente paso es aromatizarla. Los aromas tienen el poder de despertar todo tipo de emociones positivas, sensaciones y sentimientos. Por lo tanto, también es importante tenerlo en cuenta ya que, la manera en la que huele puede influirnos en el día a día. Un olor muy intenso puede provocar agobio, el olor a comida, rechazo… En cambio, cuando nuestro olfato percibe estímulos agradables, nuestro cuerpo elabora endorfinas. Así que, es necesario que elijamos un aroma adecuado para poder generar una atmósfera agradable y de confort. En el dormitorio utiliza ingredientes como la lavanda o la vainilla para llenar el dormitorio de calidez. En cambio, en la cocina, utiliza aromas cítricos para eliminar los olores fuertes de la comida.

Consejo: Nuestra casa es un reflejo de nosotros mismos, por lo que, si querés sentirte mejor, te recomendamos que pongas manos a la obra con la limpieza, el orden y el aroma de tu casa.